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En cuanto empezó a estudiar música formalmente, se encontró que al oír determinados intervalos experimentaba un sabor característico en su lengua. Por ejemplo, una tercera menor sabe a salado, mientras que una sexta menor sabe como a crema. Empezó a utilizar el gusto para ayudarse a reconocer los diferentes acordes.
Aún más, vi y oí cómo cuando le hacían escuchar desde otra habitación y le iban dando notas, unas altas y otras bajas, no solo en el pianoforte sino también con cualquier otro instrumento imaginable, él identificaba el nombre de la nota en un instante. De hecho, oyendo el tañido de una campana, o a un reloj, incluso de bolsillo, dar las horas, era capaz de identificar en ese mismo momento a qué nota correspondía.Es una descripción ajustada de lo que ahora llamamos oído absoluto. Algo que por lo que sabemos no solo tenía Mozart sino también otros compositores como Frederic Chopin o Ludwig van Beethoven e intérpretes como Yo-Yo Ma, Nat King Cole o el mismísimo Stevie Wonder. En 1773 los Mozart estaban en Viena. Wolfgang Amadeus y su padre Leopoldo se reunían frecuentemente con varios médicos que combinaban importantes avances en el conocimiento médico con una intensa afición por la música. El más conocido fue Mesmer, famoso por sus ideas sobre el magnetismo animal del que derivarían toda una serie de ideas esotéricas sobre la sanación con imanes y el espiritismo pero el más reputado era un profesor de la vieja Facultad de Medicina vienesa, el Dr. Josef Leopold Auenbrugger (1722-1809). Hijo del propietario de una posada que quiso dar a su hijo la mejor formación, Auenbrugger se había formado en la Universidad de Viena, trabajó diez años al licenciarse en el Hospital Militar Español de misma ciudad y finalmente había conseguido ascender hasta la cátedra en la misma universidad donde estudió. En 1761 publicó un pequeño librito titulado Inventum novum en el que describía una nueva técnica, barata, sencilla y eficaz que sigue en amplio uso 250 años más tarde: la percusión del tórax para el diagnóstico de enfermedades de las distintas vísceras. La idea inicial parece que venía de percutir los toneles de vino de la bodega de su padre para saber qué cantidad quedaba en cada uno de ellos, pero parece que este ferviente melómano tenía un oído educado que le permitía diferenciar con exactitud los cambios tonales asociados con los procesos patológicos aplicando la oreja al tórax de sus pacientes y dando suaves golpecitos con un dedo. Auenbrugger describió como el sonido normal de un tórax se alteraba y se convertía en un sonus altior (un sonido agudo o timpánico), un sonus obscurior (un sonido indistinto) o el llamado sonus carnis percussae (sonido apagado, sordo) en función del estado de sus pacientes. Se dice que era capaz de dibujar aproximadamente la silueta del corazón con su método y lo usó para diagnosticar por primera vez el estado del corazón o los pulmones en enfermedades como la pericarditis o la tuberculosis. Perfeccionó su técnica realizando experimentos en cadáveres, inyectando líquido en la cavidad pleural y demostrando que podía establecer mediante la percusión el nivel de ocupación del líquido en dicha cavidad. Para terminar de cerrar esta relación entre buen oído, buena medicina y buena música, el médico Auenbrugger fue padre de dos muchachas que Mozart describió como maravillosas pianistas, Marianna y Katerina Franziska, que fueron alumnas de Joseph Haydn y Antonio Salieri. Haydn dedicó su ciclo de seis sonatas opus 30 a las dos hermanas y cuando Marianna murió, a los 23 años, Salieri pagó de su bolsillo la publicación de la sonata para teclado en mi bemol que ella había compuesto. El propio Mozart murió a los 35 años señalando también la necesidad de nuevas herramientas diagnósticas para la lucha contra las enfermedades como la que puso en marcha el bueno de Auenbrugger.
Este artículo participa en la II Edición de los Premios Tesla de divulgación científica y nos lo envía Jose Ramón Alonso, Licenciado y Doctor en Biología por la Universidad de Salamanca. Catedrático de Biología Celular y director del Laboratorio de Plasticidad Neuronal y Neurorreparación del Instituto de Neurociencias de Castilla y León. Jose Ramón ha sido ganador por partida doble en los Premios Prismas de 2012. Para leer más: Dohn A, Garza-Villarreal EA, Heaton P, Vuust P. (2012) Do musicians with perfect pitch have more autism traits than musicians without perfect pitch? An empirical study. PLoS One. 2012;7(5):e37961. doi: 10.1371/journal.pone.0037961. Epub 2012 May 30. Jenkins JS. (1993) Medicine and music in Vienna at the time of Mozart. J R Soc Med. 86(11): 657-659. Green, A. What is Perfect Pitch, and Do You Have It? http://classicalmusic.about.com/od/classicalmusic101/p/perfectpitch.htm http://ucsdnews.ucsd.edu/newsrel/soc/dpitchdeutsch.htm
He desarrollado descubrimientos interesantes en la red uno de ellos nos habla sobre algunas de las mujeres compositoras que la historia no h...